Cómo apoyó Animo Legacy a esta alumna en su camino a la universidad

Adriana Figueroa_LGC

Para Adriana Figueroa, alumna de la Escuela Secundaria Chárter Ánimo Legacy, asistir a una pequeña escuela pública enfocada en el rigor académico, el apoyo individualizado, las relaciones afectuosas y los contactos marcaron la diferencia.

Ahora que está en la escuela preparatoria, cuando Figueroa piensa sobre Ánimo Legacy recuerda que fue una experiencia nueva, que era muy diferente a las de sus amigos y familiares que asistían a otras escuelas. “Simplemente me sentía más segura en Green Dot”, comentó Adriana Figueroa.

La Escuela Secundaria Chárter Ánimo Legacy es un lugar de transformación en donde todos los estudiantes reciben los recursos para apoyar su necesidad de lograr el éxito. En 2011, Green Dot se asoció con el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles para operar una escuela secundaria. En ese momento, la Escuela Secundaria Henry Clay era una de las escuelas secundarias con menor desempeño en California. “Estaba perdiendo inscripciones lentamente, lo que es un indicador clave de que las familias ya no tenían confianza en la educación que esa escuela estaba proporcionando a sus estudiantes”, dijo Cristina de Jesús, Presidenta y Directora Ejecutiva de las Escuelas Públicas Green Dot de California.

Bajo el liderazgo de Green Dot, la Escuela Secundaria Henry Clay se dividió en dos planteles, la Escuela Secundaria Chárter Ánimo Western (WRN) y la Escuela Secundaria Chárter Ánimo Phillis Wheatley (APW). Cada escuela se enfocó en atender los desafíos únicos a los que se enfrentaban los alumnos en la comunidad. Durante el año del octavo grado de Figueroa, Ánimo Western y Ánimo Phillis Wheatley se unificaron para catalizar aún más el crecimiento educativo en el plantel. La unificación demostró ser un éxito, apoyando aún más las necesidades académicas y socioemocionales de los alumnos.

Los educadores desarrollaron las habilidades académicas e invirtieron en apoyos dirigidos a la medida de los alumnos para llenar los huecos del aprendizaje y convertir las áreas de crecimiento en fortalezas. “Para los alumnos que están por debajo del nivel de grado, hacemos el doble de intervenciones”, dijo Annette Gonzalez, Directora Académica de las Escuelas Públicas Green Dot. “Si vienes al sexto grado y estás leyendo por debajo del nivel de grado, vas a tomar cursos de nivel de sexto grado y una intervención en lectoescritura o en matemáticas para que puedas incrementar tus habilidades”.

Desde la llegada de Green Dot, las inscripciones y los resultados de los alumnos han aumentado grandemente. La escuela pronto empezó a demostrar un crecimiento estudiantil que dejaba atrás a sus compañeros en todo el estado. De acuerdo con los distritos CORE, los alumnos de Ánimo Legacy están creciendo más que el 75 % de sus compañeros en ELA (Lengua y literatura inglesa) y más que el 95 % de sus compañeros en Matemáticas.

Figueroa sintió el impacto de inmediato. “Hay muchas personas que me ayudaron en el plantel”, dice ella. “Los guardias de seguridad, los maestros, el director y las personas que toman la asistencia”. Cuando la mamá de Figueroa falleció, los educadores y el personal se solidarizaron con ella, asegurándose de que tuviera acceso a apoyos en el plantel y servicios de apoyo en salud mental. Ahora en la preparatoria, Figueroa se enfoca en su futuro y en hacer que su mamá esté orgullosa de ella. “Voy a ir a la universidad porque eso es lo que le prometí a mi mamá”, dijo Figueroa.

En Green Dot, estos educadores trabajan con los líderes de la escuela y los maestros para identificar trauma en nuestros alumnos con el objeto de desarrollar estrategias de afrontamiento a largo plazo; también brindan intervenciones de crisis y de conducta, y a través de su asociación con agencias comunitarias conectan a las familias con recursos adicionales. En Ánimo Legacy, tenemos un psicólogo escolar por 368 alumnos de secundaria. En contraste, la relación promedio en el Condado de Los Ángeles era de un psicólogo escolar por 959 estudiantes en 2019.

Creemos que, para preparar verdaderamente a los alumnos para la universidad, el liderazgo y la vida, nuestras pequeñas comunidades de aprendizaje deben atender simultáneamente los desafíos académicos de los alumnos y apoyar su salud mental y sus necesidades de desarrollo y socioemocionales.